Queríamos publicar un post sobre Manel Navarro antes de su actuación en Eurovisión pero no nos dió tiempo. Así que lo publicamos hoy no si antes advertir que, animales de corral aparte, nuestra opinión sobre la canción, sobre el artista, y sobre la terrible actuación de TVE en todo el proceso no ha cambiado lo más mínimo.
Comencemos por ver la actuación de Manel así, a lo bruto:
El Gallo de España y Olé
Hablamos ahora también porque independientemente de que estuviéramos de acuerdo con los terribles pronósticos que lamentablemente se cumplieron, somos de los que piensan que, una vez que ya no hay remedio, ante la actuación del representante de nuestro país, sólo cabe mostrar nuestro apoyo primero, y después ya se opina.
Bastante tenía el muchacho con defender "eso" como para meterle presión, que así salió como salió la cosa.
Pero mirad, no vamos a culpar del fracaso ni al ave de corral (los jurados de toda europa, que no le dieron NI UN SOLO PUNTO, votaron con la actuación del día anterior en la que no hubo ave), ni a la canción, que siendo un horror no explica per se, porqué la elegimos.
Aquí la votación del Jurado, fantástica la definición de Xabi Martínez que premió una marca personal que en tres minutos envenene a Europa... vaya que si la ha envenenado, amigo Xabi. Gracias Xabi, gracias Virginia Díaz. Sin vosotros no habría sido posible.
El problema que tenemos con Eurovisión es doble y no tiene que ver directamente, ni con las canciones ni con los artistas.
Tiene que ver con una televisión pública contaminada y un público no eurovisivo que entiende lo justo del tema y que diez años después sigue diciendo que el Chiquilicuatre quedó mejor que Rosa.
¿De dónde viene todo esto?
De largo.
Uno de los problemas que llevamos arrastrando es que nos lo creemos demasiado. No es que pensáramos que la nuestra era una buena canción, sino que nos empeñábamos (una y otra vez) en creer que era la mejor.
Cuando mandamos a Rosa López nos creíamos los reyes del mambo. Pero nadie pareció caer en que el formato no servía para elegir representante a Eurovisión. Porque lo que tienes que elegir es un paquete completo: canción y artista.
El formato OT elegía primero el artista y luego te obligaba a tragarte la canción que le iba. (Volvimos a caer en el mismo error con Eurne y Pastora Soler). Rosa quedó donde le correspondía, en un buen lugar, pero muy lejos de las expectativas que se oían por aquí y además quedó un puesto detrás del de David Civera un año antes. Ni la canción ni la artista eran eurovisivos. No lo suficiente. Pero leías las críticas y sobre todo las opiniones y parecía que no iba a haber puntos suficientes en el universo para darle a Rosa.
Ni de coña.
Y entonces vinieron los ayes y las injusticias y el crujir de dientes...
Volvimos a caer en el mismo error el año siguiente con Beth y luego llegó el desastre de los años 2005, 2006 y 2007 (Son de Sol, las Ketchup y D’Nash… ¿en serio?? ¿en qué estábamos pensando???)
Entonces quisimos revolucionarnos y nosotros mismos (una vez más) nos autodestruimos, en 2008 el público español elegiría la canción… y llegó chiquilicuatre.
Lo peor no fue ni el atuendo ni la canción ni la interpretación del chaval, ni siquiera fue que consintiéramos que Andreu Buenafuente tomara el pelo a todo el país, no. Lo peor es que diez años después aún hay quien cree que chiquilicuatre quedó mejor que Rosa, cuando, si no hubiera sido por los 12 puntos de Andorra y los 10 de Portugal hubiéramos quedado cuartos por la cola. (30 países, TREINTA, no nos dieron ni un solo punto)
Diez años después, vivimos en un chiliquicuatrimsmo permanente, con un montón de gente que dice que no debemos tomarnos Eurovisión en serio. Y es verdad que es sólo un festival, pero un festival por el que muchos países se dejan la piel por llegar a la final.
Mientras los españoles nos dedicamos a lo que mejor se nos da: autodestruirnos.
Lo del chiquilicuatre sirvió sobre todo para reafirmarnos en que no somos capaces de juzgar con un mínimo de objetividad lo que mandamos a Eurovisión, y al final ¿qué pasa? Pues que sin sentido crítico, todo vale.
En 2010 por poco volvemos a liarla parda, y casi mandamos a John Cobra. Menos mal que al muchacho le dio por pedir a los asistentes mientras lo abucheaban que le succionaran cierta parte de su anatomía. (Y aun así no quedó último en la preselección).
Y lo de este año, es un caso digno de laboratorio. Ratifica punto por punto lo que acabo de decir. Leyendo los comentarios de algunos euroflanes sobre la canción de este año parece que no tenemos remedio.
"La canción es estupenda", "hay una campaña injusta"... "Manel es un artistazo..."
A ver, chicos, si es blanco, está en una botella, en la que pone “leche”, parece leche, huele a leche y sabe a leche, es que es “leche”.
La canción que mandamos este año, no fue la favorita del público español, quedó en tercer lugar en la votación del público, Mirela sacó el triple de votos que él. En segundo lugar quedó Leklein con una canción que bueno... en fin...
A ver cómo os lo explico; ¡¡QUE MANEL NO NOS GUSTÓ NI A LOS ESPAÑOLES!!. No gusta a la crítica, ni a la de España, ni a la del NINGÚN país europeo, se pasó meses a la cola en las apuestas desde que salió. Pero nos empeñamos en decir que es buena…
Pues bueno, pues vale, pues me alegro.
¿Qué ha fallado entonces? Pues todo.
Toodo lo que podía fallar ha fallado. Ha fallado el tacto de TVE, ha fallado el dirigismo (evidente) hacia determinadas canciones, sólo pasaban a la final de “Objetivo Eurovisión” las que supuestamente “votaba” primero la gente pero eso sí, mientras se podía votar, TVE repetía una y otra vez, en los previos, en los telediarios… cuáles eran las canciones “favoritas”, para que la gente no tuviera dudas.
Pero sobre todo ha fallado el procedimiento de dar más valor al voto del Jurado y que el mismo jurado aprovechó muy bien. Con una final convertida en un duelo entre Mirela y Manel, la votación de Xabi Martínez, que consideró la canción de Mirela, no sólo peor que la de Manel, sino LA PEOR DE TODA LA FINAL ¿??¿?¿¿??¿?¿ fue una jugada tan evidentemente calculada que el programa terminó de la peor forma posible: haciendo palidecer al mismísimo Rosario de la Aurora, con el público en versión hooligan del Newcastle, una agresión al jurado y un gesto obsceno del chaval que acababa de ganar. (No llegó al “Comerme la p***a “ de John Cobra pero le faltó poco)
Los tongos se pagan, dice Angel LLacer, y es verdad.
Al final, todo lo que podía salir mal, salió mal, incluido, sobre todo, el engendro que les hemos encasquetado a los europeos, que ha asolado Europa como si fuera un Tecio de Flandes que se ha quedado sin paga.
Lo del gallo es lo de menos. He leído una crítica en la que se dice que gracias al gallo la canción ha pasado a la historia, si no no se acordaría ni cristo del muchacho este.
Y tampoco es de recibo el trato dispensado por algunos medios como La Vanguardia, que ha pasado de esto, a esto en menos que canta un gallo, pasando por un titular absolutamente vergonzoso que afortunadamente borraron, porque no era propio ni siquiera de La Vanguardia.
El año que viene mandamos otro.
Luego lloramos.
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